16 noviembre 2011

The Old Manse


So she poured out the liquid music of her voice to quench the thirst of his spirit.
Así que ella vertió la líquida música de su voz para saciar la sed de su espíritu.

Nathaniel Hawthorne, The Birthmark. Mosses from an Old Manse


Es curioso que la última vez que me di una vuelta por esta noche oscura lo hice para hablar de un lugar en el que pensar, y da la casualidad que sumergiéndome en uno de esos libros que una siempre ha ido dejando pendientes, Mosses from an Old Manse, éste me ha hecho volver al lugar que lo vio nacer. 

The Old Manse
Hay en Concord, un pequeño pueblo de Massachusetts, una vieja casa que guarda historia en todos y cada uno de sus rincones. Tanta que no llegará este humilde post para contarla. Un lugar con un jardín, con unas ventanas y con un huerto que han marcado la historia de una u otra manera. Pongámonos en situación, dos turistas que aparecen en ese pueblo dejado de la mano de Dios y entran en 'The Old Manse', dejando alucinada a la buena de la señora voluntaria que allí estaba, que no sabía cómo desde España sabíamos del lugar, llegáramos hasta allí (en tren desde Boston, cosa fácil) y mostrábamos interés en visitarla y conocer sus secretos.



Esta humilde casa la construyó el Reverendo William Emerson en 1770, al que los más avezados distinguiréis como el abuelo de Ralph Waldo Emerson, y desde el jardín trasero, cómodamente asentado, vio el comienzo de la guerra de independencia americana en North Bridge. Casi 70 años después, el nieto se trasladó a vivir allí una temporada también.

Vámonos a por el siguiente habitante famoso de la casa. En 1842 un recién casado Nathaniel Hawthorne se muda a The Old Manse e incluso, un poco gamberrete, él y su señora esposa, Sophia Peabody, escritora, artista, madre de familia y miles de cosas más, graban unos poemas en un cristal del estudio. Y allí siguen. Estos ojos los han visto.


El Jardín de Ralph Waldo Emerson
El tercero en discordia de todo cuanto literato rondaba por allí es Henry David Thoreau, sí el de "y me fuí a los bosques...", que como regalo de bodas les plantó un huerto de lo más resultón en el jardín delantero. Reproducción que se conserva como veis en mi horrible humilde foto de arriba. No es que disfrutaran mucho de la casa, porque sólo vivieron allí tres años, pero en ese estudio con la ventana mirando hacia North Bridge, en la que puede que aún resonaran los disparos de la libertad, ahí nacieron la mayor parte de los relatos de 'Mosses from an Old Manse'. 

Un jardín en el que empezó una revolución y que un siglo después vivió una nueva revolución, en este caso literaria. 

Otro día les seguiré hablando de Concord, que da para mucho más, se lo aseguro. Gracias por su atención.

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