Éste no es un libro común como podéis deducir por su título. Nada en él lo es. Nada en la Generación Beat lo era.El camarero tenía puesta la radio. Un locutor estaba dando la noticia de que había un incendio en un circo y oí que decía: ‘Y los hipopótamos se cocieron y murieron en sus tanques’
Viajemos a un caluroso agosto de 1944, William Burroughs y Jack Kerouac viven la vida como podían y querían, deambulando, bebiendo, sin dinero, con proyectos que ni se atisban. Con amigos. ¿Nos hemos puesto ya en situación? Pues esta novela no tiene nada de ficción y todo de autobiográfica. Un asesinato. Dos autores, dos protagonistas secundarios, cuatro manos y una manera muy especial de contar las cosas.
Jack Kerouac es Mike Ryko y William Burroughs es Will Denninson y ellos son los hilos conductores de una historia que se precipita en cuestión de días. No son los protagonistas ni mucho menos, esos son Phillip Tourian y Ramsay Allen. El 14 de agosto el primero apuñaló al segundo, tiró su cadáver al río Hudson, y con las manos aún manchadas de sangre corrió a ver a Burroughs y Kerouac y los hizo cómplices del asesinato.
Dos maneras de leer una historia. Dos maneras de escribirla. Un capítulo cada uno, contando lo mismo y sin contar lo mismo. Beat en estado puro y un verano que marcó lo que luego fue su literatura y su vida. Leer esta novela hace que luego se aprecie más ‘On the road’ o ‘Big Sur’. Y hasta 2008 estuvo sin publicar en algún inútil cajón.
Lo sé, no he contado nada, pero si leen entre líneas lo he dicho todo y seguro que hay alguien ahí que quiera leerla.
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