Viola is back!!

Sí, lo sé, han pasado dos meses, pero estaba yo con las raíces amargas esas, que luego fueron frutos dulces, muy dulces... y luego vinieron las ganas de huír del ordenador, de esa mesa en la que pasé tantas horas, de las hojas, del papel, de las leyes, de los bolígrafos y los lápices... y las ganas de leer algo por gusto, por placer, todos esos libros comprados compulsivamente o regalados y que se sumergían en polvo acumulado; llegó el visionado masivo de series, de películas, ... y llegó el sueño. Dormí, dormí y dormí... y cuando tenía sueño, pues dormía... la pena fue no hacerlo en la arena caliente de la playa, pero el tiempo no acompañó.

Alguna cosa más hubo. Escapaba del estudio para perderme en el teatro y ver cosas como Don Juan Tenorio (grandísimo, en todos los sentidos, Fernando Gil); 666, satírica, ácida, gamberra, políticamente incorrecta, y muy muy muy divertida. El habitual par de bodas anuales, muy especiales las dos, y una de ellas, la más especial, sirvió para comprobar que si al bueno de Jeremy Fox le acercas un jamón, o eres muy rápida, o lo amordazas, o tú no lo pruebas... Sólo conseguí apartarlo un poco para inmortalizarnos juntos, lo guapos que estamos, no me digan...

Y ahora que llegan las esperanzas de calor, de un moreno favorecedor, las rebajas, la lectura en la playa o en una terracita, el horario de verano, los actos sociales, los conciertos en la playa, sin bodas a la vista... pues llega el cambio de trabajo. Los dulces frutos del estudio supusieron una nueva plaza y un nuevo puesto, y debo mudarme de planta, que no de edificio administrativo, para iniciar una nueva época en un trabajo completamente distinto... espero que todo para bien. Y las vacaciones, claro, aún tardarán, pero el Willy Fogg que llevo dentro está ya maquinando nuevos destinos.

Mientras tanto, poco a poco les iré contando cosas, prometo que con cierta constancia, con la pequeña esperanza de que haya alguien ahí para leerlas, y si lo considera oportuno, pues contarme algo también.