11 agosto 2009

Unos pequeños consejos...

No me prodigo mucho, lo sé, quizás los tengo abandonados por mi otra pasión, pero he decidido volver para darles unos pequeños consejos para cuando decidan conducir... y tomar alguna droga.


15 mayo 2009

20 abril 2009

Abril, abril...

Con unos miserables casi 500 añitos de diferencia, dos escritores ingleses (bueno, uno anglo-americano para ser más exactos) tuvieron la brillante idea de empezar sus dos obras de referencia hablando del mes de abril. Para uno, el más antiguo, todo era positivo, para el otro, el más contemporáneo, todo era negativo.

Les he dejado pensar. ¿Les digo quienes son? Algunos avezados y rápidos lo habrán sacado ya. El primero, el inicio de 'Los Cuentos de Canterbury', de Geoffrey Chaucer, la versión positiva del mes de abril.

Las suaves lluvias de abril han penetrado hasta lo más profundo de la sequía
de marzo y empapado todos los vasos con la humedad suficiente para engendrar la flor; el delicado aliento del viento del oeste ha avivado en los bosques y
campos los tiernos retoños y el joven sol ha recorrido la mitad de su camino en
el signo de Aries; las avecillas, que duermen toda la noche con los ojos
abiertos, han comenzado a trinar, pues la Naturaleza les despierta los
instintos. En esta época la gente siente el ansia de peregrinar, y los piadosos
viajeros desean visitar tierras y distantes santuarios en países extranjeros;
especialmente desde los lugares más recónditos de los condados ingleses llegan a
Canterbury para visitar al bienaventurado y santo mártir que les ayudó cuando
estaban enfermos.



Del segundo ya les he hablado, 'La Tierra Baldía', de T. S. Eliot, la parte opuesta, la versión negativa del mes de abril.

Abril, el más cruel entre los meses,
Hace que nazcan lilas en la tierra muerta,
Mezcla recuerdos y deseos, sacude
Raíces perezosas con lluvias primaverales.
El invierno nos puso los abrigos, cubriendo
La tierra de olvidada nieve, alimentando
Una mezquina vida con inertes tubérculos
Nos sorprendió el verano, soltándose sobre el Stambergersee
Con un chubasco; hicimos alto en la columnata
Y cruzamos después el Hofgarten, bañados por el sol.
Y tomamos café y hablamos una hora.

A mí, que quieren que les diga, me sigue gustando más la negativa perfección de T.S. Eliot, porque sí, Abril es el más cruel de los meses, pero no por ello menos bonito.

27 enero 2009

Soneto CXXIX

The expense of spirit in a waste of shame
Is lust in action; and till action, lust
Is perjured, murderous, bloody, full of blame,
Savage, extreme, rude, cruel, not to trust,

Enjoy'd no sooner but despised straight,
Past reason hunted and no sooner had
Past reason hated, as a swallow'd bait
On purpose laid to make the taker mad;

Mad in pursuit and in possession so;
Had, having, and in quest to have, extreme;
A bliss in proof, and proved, a very woe;
Before, a joy proposed; behind, a dream.

All this world well knows; yet none knows well
To shun the heaven that leads men to this hell.


William Shakespeare
La lujuria en acción es abandono
del alma en un desierto de vergüenza;
no saciada, es perjura, es asesina,
cruel, salvaje, tosca y traicionera.
Apenas se la goza, es despreciada
contra toda razón; y mal saciada,
es, sin razón, odiada como un cebo
que enloquece a los hombres que lo prueban.
Porque locura es, si se la busca;
y locura también es lograda.
Dicha si se la goza y dolor luego;
gozo anhelado y, después quimera.
Todo el mundo lo sabe y, sin embargo,
nadie evita ese cielo que conduce al infierno.

22 enero 2009

A Roman Holiday

Les dije que me iba unos días a ver piedras. Para su tranquilidad, no me metí en la Fontana di Trevi, ni tentaciones tuve, cosas de hacer un frío que pelaba.

Me encantó reencontrarme con Roma casi 17 años después de mi primera visita. Mis ojos más adultos ( y miopes también) iban ávidos de ruinas e historia, con la cámara al ralentí para traermelo todo inmortalizado.

Lo primero, ese Bed & Breakfast, que cumplió sus dos funciones estupendamente. Tenía camas y unos pedazo de desayunos, servidos en la habitación que hacía que una empezara el día cargada de energías.




Después, a caminar, a caminar y a caminar, y después de algún que otro capuccino molto caldo, caminar y caminar, y a veces para para ponerse ciegas de pasta, que es lo propio. La decisión de qué ver cuando vas a un sitio que tiene tanto en todos los rincones suele ser la de abarcar todo lo que puedas, hasta que el cuerpo aguante.

Hubo fuentes, empezando por mi favorita, la Fontana, esa en la que en su momento tiré la moneda para volver, ritual que he vuelto a realizar esperando que se cumpla de nuevo. Los foros imperiales hacen que después de observarlos un rato en su decadencia consigas cerrar tus ojos y trasladarte a las épocas de los Césares, a verte con una túnica caminando entre columnas magistrales o convertirte en una Vestal. Siguiendo por ellos va creciendo el Coliseo, magistral, enorme, sin suelo, con los asientos reservados aún con los nombres de los notables. Tu boca se abre y tarda horas en cerrarse.


La vista al Trastevere me descubrió un barrio peculiar, de gentes orgullosas, que nacen y mueren allí, que se casan y viven allí, un cierto recuerdo a cierto barrio coruñés con el mismo ambiente. Con un gran mercado, aunque me gustó más la visita al de Campo de'Fiori, por lo de ver la diversidad de comidas y gentes, más auténtico.


Por supuesto que fuí a la Bocca della Verità, y les comunico que sigo tecleando con mis dos manos, lo que implica que pasé su prueba. Esta dama no miente. Mis disculpas desde aquí al pobre japonés que mandé en dirección contraria cuando me preguntó por el Circo Massimo, cosas de la lluvia y las prisas ( y de que sólo a él se le ocurre preguntarle a otro turista). Quattro Fiumi se alzó ante mí tan grandiosa como lo recordaba, los cuatro grandes ríos vistos por Bernini en el centro de Piazza Navona. Qué frío, pero qué café tan rico con esas vistas.


Los Museos Vaticanos llenos de riquezas que hacen que te indigne un poco el poder y la ostentación de la Iglesia. Y Miguel Ángel, una no sabe qué elegir: el Moisés, la Piedad, el Campidoglio, la Capilla Sixtina, la Cúpula de San Pedro... optar por una me parece excluír a las demás, y no soy nadie para hacerlo.

¿Lo último que vi? Castel Sant'Angelo con su Arcángel San Miguel y su espada salvadora. Bajo la lluvia de la noche. Girar y a un lado San Pedro y al otro una vista inolvidable de Roma.

Arrivederci.

09 enero 2009

When in Rome, do as Romans do

No creo que se me dé por algo así, pero teniendo en cuenta que me hospedaré en un sitio llamado Fellini Inn y que está pegado a la Fontana di Trevi... nunca se sabe.



Por si estaba falta de ideas, los reyes piratas me dejaron debajo del árbol más ideas para llevar a cabo, con menos posibilidades de detención.

06 enero 2009

Y Viola conoció a Malvolio

Hace hoy tres años empecé hablándoles de Twelfth Night. Hace hoy dos años, seguí hablándoles del maestro para celebrarlo. Hace hoy un año, agracedía de nuevo a los habituales que me siguieran visitando. Una Noche de Reyes más, al tiempo que se empiezan a llenar las casas de regalos e ilusiones, vuelvo a darles las gracias a todos. Esta vez, lo celebro con algo especial.


Volví a finales de año a Londres a recargar a la dama inglesa y claro, Viola tenía que ir a conocer a Malvolio, tenía que hablar con él y descubrir que el que un día fue el tartamudo más famoso de la televisión, o un senador romano justo, es un hombre cercano, que se adentraba por segunda vez en Twelfth Night, y como el tiempo pasa, envidioso, no podía ser el galante Sir Andrew, pero sí un brillante Malvolio. Pocas veces una insignificante dama está al lado de alguien que es Sir en dos países distintos.


Con ustedes, Sir Derek Jacobi... y Viola de Lesseps.


04 enero 2009

Viola is back! - Part 3

Les contaba que al volver de la vieja Europa, tras un breve paso por mi casa a practicar el noble arte de la colada, agarré otra maleta y puse rumbo hacia el Nuevo Mundo. Mi destino era Virginia, la tierra llamada así por Elizabeth I, la "Reina Virgen", madre de Presidentes, tierra sureña por excelencia. El ver a los amigos que hace tiempo que no ves, unido al descubrir nuevos sitios hace que el viaje se lo más apetecible. La mezcla de descubrimiento y recuperación de largas conversaciones, créanme, es una sensación irrepetible.


Establecí "campamento base" en Norfolk, ciudad natal del General MacArthur, todo un pedazo de general de pata negra, pero pronto pusimos rumbo a Washington D.C. El hecho de estar viendo constantemente una ciudad en televisión y las películas siempre provoca en mí una sensación extraña cuando la voy a visitar. Me da miedo que me decepcione. No me pasó eso con Washington.


El poder sacarse la foto en el Capitolio (irremediablemente una recuerda esa escena de Mars Attacks! en la que lo vuelan) o en la Casa Blanca (tantas y tantas veces vista en todas partes, que tiene una la sensación de haber estado viviendo allí una temporada). Sin embargo lo que más me apetecía ver era el Lincoln Memorial, sentarme en esas escaleras y disfrutar de la vista. Mirar al flaco a los ojos. Además, eso de ir en plena campaña electoral hizo que presenciara el típico acto electoral pro-Obama, del que por supuesto me traje esa chapa que ya vieron.


No estuvo tampoco mal eso de tomarse un brunch el domingo cerca de Dupont Circle y pasearse por el peculiar barrio de Adams Morgan, colorista, mestizo y muy en la línea del Notting Hill londinense. Calor insoportable que hacía, se lo garantizo, en mi vida.



Ese viaje sirvió también para visitar la vieja Colonial Williamsburg, vuelta a las Colonias, día colonial, donde paseé entre colonos, vi tiendas coloniales, comí dulces coloniales, y me traje un libro de cocina colonial del que salen unas deliciosas galletas de azucar coloniales. ¿He dicho que era todo muy colonial?

Me gustó la incursión en USA, no era mi primera visita, o sí, si tenemos en cuenta que Hawaii no es que sea una versión muy americana de los propios americanos. Demasiado hula y sujetadores de cocos. Para que lo voy a negar, me gusta toda la parafernalia que montan en torno a sus celebraciones, me gusta la comodidad que se respira en sus casas, y reconozco que mi consumismo se disparó hasta límites que quedan entre mi Visa y yo. Cosas de que el Euro sea más poderoso que el dólar.

Y gracias a mis anfitriones, atentos siempre, a los que se echa de menos y que espero por aquí. Buena gente de verdad.

Sé que les he contado poco, se me irán ocurriendo cosas e historias poco a poco, recuperaré fotos y les contaré las sensaciones que me recorrían cuando las saqué. Todo a su tiempo. Un exceso tanto post en tan pocos días.

03 enero 2009

Viola is back! - Part 2

Les conté que durante una semana de septiembre navegué por viejo Rin y el Mosela. Mi primer crucero. Debo confesar que al principio no me seducía la idea. No por los lugares que iba a visitar, que eso hacía que se inclinara la balanza hacia el viaje, pero quizás por el hecho de llevar todo un viaje cuadrado y sin espacio a la improvisación. No es que esta dama sea la reina de las ideas repentinas, me gusta viajar y llevar las cosas bastante atadas, pero tampoco me gusta que si estoy disfrutando de algo, lo tenga que abandonar por falta de tiempo.

Pero reconozco que toda posible duda se terminó de disipar al ser capaz de llenar mis ojos con vistas como estas. La sensación de paz era absoluta.




Ante sus ojos, el Mosela, en su llegada a Coblenza, donde se une al Rin. Era realmente agradable sentarse a leer en el bar y disfrutar de la vista.